La Serpiente Dorada
Por Toni Salmerón
Al cumplir 49 años de su fundación, Cancún llega sin aliento y fatigada en medio del bullicio de los buenos resultados obtenidos en el reciente Tianguis Turístico 2019, con ocupación hotelera arriba del 80 por ciento para esta Semana Santa con el arribo de un millón 276 mil 429 turistas, y 15 nuevos vuelos de reconexión con otras ciudades a este polo turístico. Felicidades.
Esta hermosa ciudad cumple un año más de vida en medio de la algarabía de las asociaciones de Pioneros, Fundadores e Historiadores, mientras la comunidad religiosa realiza la representación de la pasión y muerte de Cristo en Playa Delfines, como un atractivo para atraer un segmento de turismo religioso, que a decir de los hoteleros solo afecta al destino por la movilidad de la zona, pero, en fin,
No pueden faltar las discrepancias entre los sectores empresarial, hotelero y turístico y los ambientalistas, cada uno defiende capa y espada sus argumentos sobre el crecimiento poblacional y urbano de Cancún en sus mejores años a consecuencia del éxito como el mejor balneario de México.
Los grupos ambientalistas de antaño y los recientes opinan que Cancún creció en medio del desorden, el caos y la corrupción al permitirse la construcción de hoteles sobre las dunas costeras, sobre el manglar, la destrucción de la vegetación y sin respetar las leyes ecológicas.
Los inversionistas mantienen su confianza en el estado para seguir inyectando recursos para la construcción de más centros de hospedaje y condominios verticales, los cuales ofrecerán nuevas fuentes de empleo para los que están llegando a vivir a esta ciudad, casi un millón de habitantes, más la población flotante.
Pero donde están las obras para dotar de infraestructura básica a los nuevos desarrollos residenciales, donde se abrirán nuevas escuelas y universidades, la del Caribe, está sobre saturada de alumnos. ¿Cuándo se solucionarán los problemas de vialidad y de falta de estacionamientos?
Cancún tiene varias rutas de escape, en este cultivo de pensamientos, crecimiento y construcciones, el factor determinante para rescatar y que siga como un destino próspero es que haya más seguridad, que se sienta y se perciba.
Gracias a la fuerza y tenacidad de la población, Cancún ha salido de varias crisis económicas, desastres naturales, baja ocupación, boicots, divisionismos y rupturas, y vamos por más. Pero ahora que sea con orden, con paz y respeto.
Conclusión, en su segunda etapa de madurez, Cancún requiere de un descanso urgente en su agitado camino del éxito, necesita una ruta de reflexión y meditación en compañía de autoridades de los tres órdenes de gobierno, los hoteleros, empresarios, ambientalistas y los ciudadanos, todos sentados en un círculo de respeto, compromiso y responsabilidad, antes que la naturaleza nos cobre los excesos y la avaricia de muchos.
Sé el primero en comentar